domingo, mayo 06, 2007

Terciopelo Subterráneo


La historia de The Velvet Underground es muy extraña. La banda comenzó a ser escuchada y aclamada por la crítica veinte años después de su separación, mientras en sus comienzos fueron completamente ignorados, primordialmente debido al contenido de sus letras y a su peculiar y complejo sonido. Sin embargo, el grupo obtuvo finalmente el sitial que merecía, pasando de oscura banda de culto a reverenciada institución artística, cuya influencia en la música contemporánea es indeleble.

Los inicios del grupo se remontan a 1964, cuando Lou Reed conoció en la universidad a Sterling Morrison, con quien poco después ya tocaba, animando fiestas en el campus. Posteriormente Morrison sería expulsado de la universidad, en tanto Reed comenzaba a trabajar como compositor en un pequeño sello discográfico, donde encontraría a John Cale, un galés que residía en Nueva York en virtud a una beca para estudiar música.

Precisamente ahí nació la banda, cuando Reed y Cale comenzaron a acariciar la idea de un nuevo grupo, moldeado bajo sus vanguardistas preferencias musicales. Para ello decidieron invitar a Morrison y Angus McLise, un baterista amigo suyo, para conformar el nuevo proyecto. La primera formación tuvo a Lou Reed como compositor, vocalista y primera guitarra, Sterling Morrison se encargó de la guitarra rítmica, John Cale del bajo y viola eléctrica, sumándose en teclados y también algunos coros, y Angus McLise en la batería. Esta primera alineación llevaría el nombre de The Warlocks.

Casualmente la elección definitiva del nombre de la banda y la entrada de un nuevo miembro se dieron casi al mismo tiempo. Un día Jim Tucker, un viejo amigo de Cale, encontró en la calle tirado un libro sobre sadomasoquismo, escrito por Michael Leigh y titulado The Velvet Underground. Tucker sugirió el nombre para la banda. Sterling Morrison quedó encantado, pues era un amante del cine underground, muy en boga aquellos días, mientras sus compañeros también pensaron que el nombre era adecuado, pues tenían una canción inspirada en los trabajos de Leopold von Sacher-Masoch. Y el nombre quedó.

A poco tiempo la banda fue contratada para ofrecer un par de conciertos en pequeños boliches. McLise se rehusó a tocar, afirmando que “recibir dinero a cambio de arte es venderse”, retirándose inmediatamente del grupo. El puesto vacante iba a ser ocupado por Mauren ‘Moe’ Tucker, hermana del sujeto que había hallado el libro de Leigh, y completa neófita musical. Con la nueva incorporación la banda cumpliría un par de conciertos en el Café Bizarre. Ahí iban a ser descubiertos por Andy Warhol, quien quedó de inmediato fascinado.

Y así fue que Warhol los hizo tocar en un happening llamado Exploding Plastic Inevitable. Pero el pintor sentía que a la banda le faltaba algo, así que decidió cambiarle la imagen, poniendo a una de sus modelos, la alemana Christa Päffgen, mejor conocida como Nico, en el puesto de frontwoman.

La forzada incorporación no fue vista con buenos ojos por del grupo. Nico no sabía tocar ningún instrumento y su voz tampoco se adaptaba al estilo de la banda. A pesar de todo, tuvieron que alterar algunas canciones para que ella pudiese cantarlas, aunque Nico seguía representando un “peso” para la banda. Sin embargo, con el tiempo ella llegaría a ser considerada parte de la esencia del grupo en estos sus primeros días.

Luego de una desastrosa gira por California, el grupo grabó en menos de una semana el material correspondiente a su primer disco. La banda se resistió a que Nico participara en la grabación cuanto pudo, pero acabó por ceder. En el 67, tras una dilatada espera, presentaban su primer álbum, titulado The Velvet Underground & Nico. El disco fue duramente criticado por el crudo sonido y el contenido de las letras, sin conseguir apelar siquiera a los críticos de rock, engolosinados por la psicodelia.

Poco tiempo después de que el The Velvet Underground & Nico saliera al mercado, la banda despidió a Warhol y Nico, soltando las viejas amarras que los unían a “The Factory”. Casi al mismo tiempo comenzaron la grabación de su segundo álbum, el más hermético y experimental de todos.

En el White Light/ White Heat (su segundo álbum) se puede notar en el sonido una progresión más marcada hacia el noise rock (o lo que dos décadas después iba a conocerse como no wave), que lograba Cale con la disonancia de sus cuerdas y la atonalidad aplicada por avanzados amplificadores y efectos de distorsión, características típicas de un discípulo confeso de John Cage. Además, éste disco es considerado como el más oscuro de toda la discografía de la banda, por cuanto en las letras habitan tenebrosos personajes, que viven la crudeza de las calles, el dolor de la adicción a las drogas, y la desesperación ante la muerte. Un disco plagado de “anti-belleza autoconciente” sentenciaba John Cale.

A pesar de su profusión creativa, no todo marchaba bien dentro la banda. Las diferencias entre Reed y Cale se acrecentaban velozmente. Se dice que, desde que empezaron juntos, Reed le tenía mucha envidia a Cale, debido a que éste estudió música desde antes de los cinco años, y para los ocho ya componía con soltura. En cambio Reed fue llevado a una institución mental (electro shocks incluidos) cuando empezó a interesarse por la música. Sumando a ello la percepción generalizada de Cale como el verdadero “vanguardista” en la banda, era cuestión de tiempo hasta que el ego de Lou Reed estallara.

En efecto, acicateado por el nulo reconocimiento obtenido y las rencillas internas, a finales del 68, Reed le planteó a la banda una situación de “O él o yo”. El resto del grupo (Sterling Morrison y Moe Tucker) debía decidir con quién continuar. Al final Reed ganó la pulseta y Cale fue despedido del grupo.

La salida del innovador bajista marcó permanentemente a la banda. Los sonidos de avanzada desaparecieron con su salida y un gusto más rockero, proveniente de Reed y del excelso conocimiento del lenguaje profundo del rock que tenía Morrison, como de la sensibilidad comercial-pop de Doug Yule, reemplazo de Cale en el bajo y segundas voces, se apoderó de la banda. La impenetrabilidad artística se esfumó para siempre.

Es este sonido, más accesible y límpido, el que se puede encontrar en las siguientes dos placas de la banda: el homónimo The Velvet Underground del 69 y Loaded del 70. Ambos son discos más guitarreros, de rocanroles directos y simples, pero con la misma densidad lírica. Sus temas se asemejan mucho en sonido al posterior trabajo solista de Lou Reed, quien terminaría controlando totalmente la banda en sus postrimerías. De esta etapa proviene la canción Sweet Jane, inscrita como una de las mejores de los últimos 50 años, pero que tiene demasiado poco que ver con Sister Ray, estandarte del primer sonido de la banda, y contracara paradigmática del brillo pop de esta su nueva encarnación, seguramente la más cercana al “éxito popular” que tendría la Velvet.

Luego del Loaded los Velvet grabarían todavía un disco en vivo, que probó ser un documento de una banda en proceso de descomposición, con Reed y Yule en una pugna de egos y el resto del grupo completamente fragmentado. Después de esta grabación Reed desaparecería intempestivamente, recluyéndose en la casa de sus padres.

Al poco tiempo Reed iniciaría su carrera solista. Sus compañeros harían pronto lo mismo, con menor éxito que Reed o Cale – ya entonces un respetado productor. Lo último que quedó de la banda al cambiar de década fue el nombre, y una versión bastarda, apodada The Velveteen Undeground, en la que el segundón Yule encabezaba al grupo, incluso atreviéndose a lanzar un disco que, aunque lleva el nombre de la banda, no se considera como un álbum canónico de la Velvet y ha sido relegado a un ostracismo absoluto.

El genial crítico de rock Lester Bangs afirmaba que con Velvet Underground comenzó la música moderna y en particular la tradición musical neoyorquina. ¡Y cuánta razón tenía! Sin Velvet Underground no habría existido el movimiento musical de vanguardia, tan prolífico en aquella ciudad, al punto de constituirse ésta en referente y escuela. La Velvet, primera banda genuinamente posmoderna, fue el cimiento sobre el que se construyó gran parte del rock que vendría, y aunque su influencia se dilató en el tiempo, es hoy casi inabarcable.


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