domingo, marzo 25, 2007

¿En Quién Creen Los Andes?


Creo que todo el mundo esperaba encontrar en “Los Andes No Creen En Dios” una buena producción, que llame la atención, que la capture. Debo decir de esta película que mi atención si la llamó, pero no para bien.

No es que “Los Andes No Creen En Dios” sea una mala película en su totalidad. El audio era increíble, podías escuchar, sin hacer un gran esfuerzo, los diálogos de los personajes muy claramente, y la edición estaba bastante correcta. Pero el guión y la actuación hicieron que los aspectos negativos superasen las cualidades.

Y ese es el más grande problema. Las actuaciones fueron terribles. Era lamentable ver a una especie de muñeco “Ken”, en lo que respecta a movilidad y expresión facial, que sigue encarnando a su anterior personaje, (era casi como ver una transportación de un personaje de “El Atraco” a Uyuni en los veintes), además que –como un amigo me hizo notar- el acento limeño no es igual al chuquisaqueño, hundiendo el personaje de Bertie en la calamidad.

O una supuesta cholita que se expresaba igual que las actrices de Televisa. No es que tenga algo en contra de esa mega productora de novelas, sino que la actriz encargada de representar a una cholita encarnó a la típica, cruel y malvada, madrastra que lucha por la fortuna del moribundo marido, y que no sabe más que responder a gritos con un tono de voz a la defensiva. Y pasó eso durante toda la película. Las cholitas no hablan ni gesticulan así, tampoco creo que vean muchas telenovelas. Al menos no en la década del veinte. Creo que allí alguien que “brilla” en el difícil mundo de los extras en Hollywood se equivocó. Además –en la parte de la fatal pedrada- se perdió todo, incluso la malvada madrastra, no quedó nada.

De Milton Cortéz no digo nada porque de él no esperaba nada. Lo único que pido es que no vuelva a cantar. Con esa voz no creo que se pueda conquistar a nadie. Bueno, a una sorda quizás.

Ortiz (¡Oh extrañeza!) lo hizo bien; bueno, luego de interpretar el papel de “misterioso” durante toda su carrera se lo aprendió muy bien, y lo hace ahora con maestría. Claro que sigue en plan de “Jorge Ortiz en el papel de Jorge Ortiz”.

El guión era otro problema mayúsculo, ya lo he dicho. La gente no habla así. Tampoco lo hacía así hace más de ochenta años atrás, estoy casi seguro. Además, es algo bastante raro que algunos personajes hablen como si fueran príncipes mientras, la malévola madrastra, habla como lo hacen en cualquier telenovela estrenada mientras se escribía este guión. No hay coherencia en ello. ¿Cómo unos hablan como señoritos y los otros no?

Y así otra producción nacional se fue al tacho por culpa de los guionistas y los actores, que lo único bien que hicieron fue lucirse en la alfombra roja, posar para las cámaras, comentar sus ocupadas agendas, hablarnos de su triunfo fuera de nuestras fronteras, recibir las llaves de la ciudad, etc. En fin, hacernos creer, por unos minutos, que estábamos en Hollywood y que el brillo de las estrellas nos dejaba ciegos también por estos deprivados lares.

Pero la realidad es otra, y duele. Los andes no volverán a creer en nada a partir de ahora. Ni en los malos guionistas, ni en los pésimos actores que sólo son buenos para aparecer en cuanto medio los llame (¿O ellos solos se postulan?) diciendo que son los mejores del mundo, cuando no lo son. Esto me deja una sola pregunta ¿Alguien volverá a creer en ellos?

lunes, marzo 19, 2007

La Musa y su año

A un año de haber iniciado este blog invitamos a algunos amigos para que nos enviasen sus comentarios, percepciones, críticas, mensajes varios, anecdotas, opiniones, narraciones... cada uno desde su particular perspectiva y experiencia con el blog, para así luego presentarles a ustedes un post colectivo, en el que procuramos dilucidar si aquello de "esta vez llevamos el arte al diván" sigue vigente, al tiempo de revisar este reciente pasado común.




Conocí al “Diseccionando a la musa perdida” hace varios, varios meses. En este momento no recuerdo exactamente cuántos. Me impresionó la inteligencia y la sinceridad del contenido, pero lo que más me sorprendió fue el exquisito gusto de los autores de los textos. Gourmets culturales. No soy un asiduo lector de blogs. Es más, odio a casi todos los que he visitado. Pero el “Diseccionando a la musa perdida” tiene toda la frescura, sentido del humor, franqueza y erudición que necesitamos los consumidores de arte.

Los hermanos Rodríguez, Javier y Luis, los responsables, los culpables, los perpetradores, son un par de chicos que no me deja de sorprender. Se han comprometido, con la seriedad lúdica que le corresponde al caso, con lo que hace humano al humano, el lenguaje, el arte y la cultura.

Hoy día hay muy pocas iniciativas que se pueden celebrar, muy pocas cosas por las que se puede brindar. Una de esas es, sin lugar a dudas, el “Diseccionando a la musa perdida”. En su aniversario, bebamos, cantemos, bailemos. Festejemos.

Andrés Laguna





Javier!!!

Leo con mucha curiosidad tus notas y en particular el blog que compartes con Pablo y Luis, porque contienen una o varias miradas agudas sobre un mundo muy actual que, por razones generacionales, desconozco, pero que me fascina. Sólo por sentirlo también mío me gustaría retroceder unos 20 años. Pero sé que el tiempo no es inexorable y que ustedes son buenos guías en ese mundo paralelo que está aquí, a mi alrededor, y sin embargo no puedo percibirlo sin ayuda. Esta noche alzaré una copa de buen vino como tributo a la Musa Perdida.

Ramón Rocha Monroy






Diseccionando a la musa perdida
Diseccionando a la musa, ¡perdida!
Disección perdida de musas
Sexis musas perdidas
Seccionando perdidas y musas
Succionando pérfidas musas


Como sea que se mire, un año de avatares on line a ese nivel, es un grato regocijo de sentidos y una inacabable forma de intercambiar la posición en que deberán estar las musas... sobre todo las perdidas.


Salud.

Xavier Jordán A.





Si no tuviésemos relojes para medirlo, el tiempo no tendría un lenguaje. El lenguaje más que una expresión, es una restricción formal de la realidad, una síntesis pobre, un aullido de varios días que quiere parecer música... pero sigue siendo la queja de un perro. Describir o analizar en medio de esa limitación es un trabajo complejo, quijotesco, y a veces es absurdo inclusive. El lenguaje es absurdo, el Gran Absurdo.

Diseccionando musas: una biopsia de un año sobre el cuerpo del Gran Absurdo.

Romeo.






QUE ALGUN DEMIURGO BENDIGA Y PROTEGA A LOS POLEMICOS Y ESCANDALOSAMENTE CELEBRES HERMANOS RODRIGUEZ...


ATT
CRISPIN
P.D: NO ESTOY SIENDO IRONICO.



Y las palabras de nuestro fundador:


No sé, cuando me preguntaron hace como medio año sobre el blog y cómo nació y para qué servía y un montón de preguntas así, se me vino una frase de Luca Prodan como respuesta:


“Alguien me preguntó: - ¿Qué es SUMO? Es una pregunta estúpida... Es como
preguntar, ¿Qué es tu zapato? ¿Qué carajo respondés? Entonces yo le dije: -
SUMO es algo que hace tu abuela cuando no tiene nada que pensar.


Lo que comenzó como un blog cualquiera donde íbamos a subir nuestros comentarios, probablemente de escaso público a excepción de un par de cuates, se convirtió en una cosa gigante. De hecho, existen personas que conocen a “la musa” pero no saben de nosotros. Un ejemplo ilustrado es nuestro vecino, quien entraba al blog, leía los posts y sabía de su existencia, pero nunca pasó por su cabeza que los tipos que escribían en el blog eran sus vecinos. Es más sospecho que todavía no se ha percatado de ello. Así es Gonzalo, los Rodríguez somos tus vecinos del frente. Fíjate por la ventana, ahora mismo debemos estar saludándote.

Me pongo a pensar en un copo de nieve que mientras cae va creciendo hasta volverse en una avalancha que va a terminar con la vida de algún esquiador, o del Yeti.

También me pongo a recordar a mi amigo P.R Bárriga y la primera “reunión” oficial de la musa, que se llevó a cabo en Sucre, y que terminó en un boliche donde todos se agarraban a puñetes y las gringas bailaban “atrevete-te” como si su vida dependiera de ello, claro que no estuvimos mucho tiempo ahí, porque en la puerta no le creían al Javier que era mayor de edad. ¿Será el Diseccionado ya mayor de edad?

A mí no me pregunten qué vendrá después porque yo no sé nada. Hace casi veinte años que no sé nada.

Pasó de todo en un sólo año.

Quién lo diría.

Luis.

martes, marzo 13, 2007

La ardiente Patti en 100 palabras

Ahora les presentamos un breve artículo sobre Patti Smith, a 24 horas de su inducción al “Rock & Roll Hall of Fame”

La Bob Dylan punk, madrina de toda rockera, representante ante la ONU del movimiento punk, poetisa laureada curtida a fuego en el sótano del CBGB... estos, entre muchos otros elogiosos epítetos, se han otorgado como merecida alabanza a la gran Patti Smith. Dueña de una fuerza escénica apenas superada por su elocuente inteligencia, arriesguémonos a recordarla en poquísimas palabras:

“Tutti Frutti”, Rimbaud, “Creem, Jersey, “Jesus died for somebody’s sins, but not mine”, Mapplethorpe, Morrison, “Because of the night”, Ginsberg, MC5, Stipe, “She never parties”, yet “people have the power to dream/to rule/to wrestle the world from fools”.

¡Long Live Patti!

martes, marzo 06, 2007

Pero el tiempo siempre es culpable

W. H. Auden


Me cuesta entender que el centenario del mayor poeta de lengua inglesa desde T.S. Elliot haya pasado tan desapercibido. De hecho, que un escritor como H. W. Longfellow sea homenajeado en su bicentenario de manera mucho más aspaventosa que el gran W.H. Auden, no puede menos que hacernos preguntar, dentro de algunos cientos de años, quién será recordado con mayor estima que, digamos, “Arturo Belano”. Supongo que esta suerte de “olvido mediático” se debe a que Auden -como Juarroz, Celan o nuestro Bedregal- cae dentro de ese grupo de grandísimos poetas, condenados a una “popularidad” inversamente proporcional al lustre intelectual de su obra. Aprovechemos entonces, muy a pesar de la demora, esta oportunidad para honrar la memoria de W.H. Auden, al cumplirse cien años de su nacimiento.


"The underground roads
Are, as the dead prefer them,
Always tortuous."


Wystan Hugh Auden, nativo de York, Inglaterra, se consagraría como parangón poético de la lengua inglesa desde los Estados Unidos, país del que se había hecho ciudadano en 1950. Es muy probable que la ambivalencia frente a la conmemoración de su natalicio (21 de Febrero de 1907) se deba a este abandono de su país natal, asunto sumamente polémico en su día. Sin embargo, contra lo que se podría creer, la reputación de este literato angloamericano no declinó tras su muerte, sino que creció entre académicos y literarios; aunque el grado de reconocimiento que alcanzara en vida el poeta sí se difuminó, entre brumosos tomos de proteica poesía.

Criado como anglicano practicante y tradicionalista, escuela que determinaría sus posteriores exploraciones e intensas preocupaciones hechas poesía; se interesó inicialmente por las ciencias naturales, realizando sus primeros estudios en biología, buscando licenciarse como geólogo o ingeniero de minas. Pero, Auden mismo lo dijo, en uno de sus poemas más bellos, “la poesía no hace que sucedan cosas” y el poeta se impuso finalmente al hombre de ciencias.

A pesar del panorama inicial, en el que, como algunos de nosotros creemos todavía posible, Auden pretendía balancear literatura y “ciencias puras”; el escritor encontraría, entre sus compañeros del prestigioso Church College oxoniano, donde se volcó al estudio de la filología inglesa, un importante grupo de intelectuales jóvenes (círculo que incluía a Stephen Spender, Christopher Isherwood, entre otros) de preocupaciones artísticas similares, a los que encabezó casi de manera natual, al tiempo que consolidaba y reafirmaba sus dotes poéticas, ya grandemente evidentes desde sus tempranos 15 años.

Posteriormente, y con Isherwood como su mentor literario, Auden publicaría por primera vez. Se trataba de una antología poética que había sido impresa anteriormente de forma limitada e internamente a la facultad, casi en exclusividad para los amigos del autor. En esta ocasión era la respetada “Faber & Faber” la que se hacía cargo del lanzamiento, contando para ello con el aval de, nos lo volvemos a encontrar, T.S. Elliot.



“All I have is a voice
To undo the folded lie,
The romantic lie in the brain
Of the sensual man-in-the-street
And the lie of Authority
Whose buildings grope the sky:
There is no such thing as the state.”


Lo prolífico y enciclopédico de la obra de W.H. Auden hizo que, ya desde sus primeros trabajos, éste comenzara a atraer miradas. Apelando al anacronismo, y como no es posible abarcar toda su producción en unas cuantas líneas, aquí rescatamos, al sobrevuelo, algunas de las características más notables de su obra.

Su riguroso amor por la lengua, su uso y preservación, le permitieron, junto a una impresionante capacidad para la construcción verbal, introducir la modernidad (de la forma “absolutamente moderna” en la que lo deseaba Rimbaud) en la poesía inglesa.

Pero su rol de innovador temático nunca le significó una restricción, pues tanto como se sentía cómodo trabajando el aspecto metalingüístico del Yo lírico, o cultivando, con obsesión, “la verdad” desde la poesía; también recurrió, en sus temas, a los parajes de su niñez o a las leyendas islandesas de sus ancestros, por las que sentía profunda y especial fascinación.

Su paso por la Berlín de la República de Weimar, con su liberalismo sexual y la poderosa influencia del teatro Brechtiano, lo marcarían grandemente; tanto en el manejo de algunas estructuras formales como en sus preocupaciones sociales y humanas. Su altísimo compromiso, es más correcto decir que la dimensión ética del mismo, haría que se incluyese entre los intelectuales ingleses que cooperaron con el bando Republicano en la Guerra Civil Española. Fue precisamente en esta experiencia que sufrió sus primeras desilusiones políticas, alejándose luego del marxismo que cultivara en sus primeros escritos (dedicados al declive de la sociedad capitalista británica, entre otros temas); ruptura con la que comenzaría un devenir ideológico más bien caótico y que se prolongaría por el resto de su vida.

Sería impreciso analizar el trabajo de Auden solamente desde lo político o lo religioso/tradicionalista. La exploración del discurso multitemporal (no historicista) , la inclusión de nociones Freudianas, una visión del hombre obstinadamente hermética, la profusión de imágenes descreídas de las convenciones del modernismo o las tradiciones, fueron sustento de su exploración formalista del género poético, apasionadamente comprometida con una “verdad” última, que pasaba por considerar como función poética máxima el uso “correcto” de la lengua; todas ellas características típicas de Auden, permanecieron incolumes en su amplia producción, sin importar el formato, contexto o esfuerzo al que se circunscribiese.

Por supuesto que Auden no fue “sólo” un poeta. Su obra abarca (dentro de la poesía) incursiones en métricas y estilos tan diversos como el Haiku o las baladas sajonas, la estructura tonal de la canción popular y la prosa poética pre-romántica. Fuera del dominio de la poesía, Auden se desarrolló como crítico literario, ensayista, profesor y escritor de libretos para el teatro, la ópera y el cine, con resultados igualmente importantes.

En permanente juego intelectual consigo mismo, observador meticuloso e irónico, Auden supo establecer, desde la vastedad de sus textos, un permanente diálogo con un interlocutor ideal, partiendo de un yo que no era el “yo” lírico tradicional, que él deploraba; sino un Yo profundamente personal y capaz de apoderarse de la sensibilidad y estética de su poesía, mucho más que una voz, un Yo verdadero.


“(I’d like to believe that I think I love you more like Tocqueville would have and less like De Maistre)”


Riguroso como era, Auden supo alternar la exaltación de la emotividad con la no expresividad de un lenguaje intransitivo, traicionado por la sutileza de un (sin)sentido pergeñado entre múltiples voces y tiempos, a diferencia de otras expresiones artísticas.

Si bien habló del amor casi en términos críticos (entendiendo la crítica como un ejercicio de absoluta objetividad), Auden no deja de ser uno de sus cultores más conmovedores. Recordemos, sí hace falta, la perseverancia de este tópico en sus textos.

Si en sus letras parece enamorado de un alterego profundamente idealizado, Auden, en su vida sentimental, asumió la parte “entregada” de la relación, involucrándose con parejas que difícilmente podrían mantener el mismo nivel de interés que él por la relación.

Aunque se casó con la hija de Thomas Mann (solamente para facilitarle su escape de la Alemania nazi, como es sabido) W. H. Auden era homosexual. Desde sus días en Oxford, donde había mantenido una particular intensidad en su amistad con Christopher Isherwood (admitiría luego Auden que lo físico otrogó un nivel insospechado a la profundidad de la relación), o su posterior idilio con el joven poeta Chester Kallman, con quien hallaba una comunión tan especial que llegó a describir su relación como un “matrimonio de iguales”; Auden tuvo que aprender a lidiar con esta “situación”, que le causaba profunda culpa, y de la que, infructuosamente, intentó “curarse” por medio del psicoanálisis.



“Praise? Unimportant
but jolly to remember
while falling asleeps.”



W.H. Auden es un poeta difícil. Y no lo digo por lo elaborado de su lírica, sino por lo necesario que se hace un herramental, tan amplio como el del propio poeta, para poder comprender a fondo su obra, cargada de temáticas siempre variantes en su contenido y forma.

El mérito mayor de Auden, como es ya evidente, no es “solamente” el de haber introducido la modernidad en la poesía inglesa. Este inabarcable escritor, que se esmeró por desbaratar el estereotipo romántico del poeta, y prefirió ser recordado como “mucho más semejante a un hijo de vecino que a Kelley o Sheats.”, como el profesor eternamente humeante (no pude encontrar una sola fotografía suya en la que no apareciese con un cigarrillo), personaje excéntrico y de conversación magnética, inagotable en su sapiencia, merecía al menos este pequeño y demorado espacio. Hombre que disfrutó del reconocimiento durante su vida (ya en 1930 se lo consideraba el más importante poeta de su generación) y cuya influencia se extiende como un gigantesco arcón, al cumplirse su centenario, no cabe menos que escuchar su admonición:



“La poesía es lenguaje en el más personal, el más íntimo de los diálogos. Un poema sólo tiene vida cuando un lector responde a las palabras que el poeta escribió.”


auden