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Japón siempre ha sido una tierra de hombres con gran honor y convicción; desde el Japón feudal, cuna de los caballeros letrados, hasta ahora, tierra de grandes emprendedores de la tecnología y economía. Sus costumbres se han ido desvaneciendo cada vez más, desde la ocupación que se diera después de la segunda guerra mundial (espacio y tiempo dónde transcurre la historia del libro) costumbres que, gracias al cielo, todavía no han sido destruidas a favor del corrupto y enfermo mundo occidental.
Yoshimura nos muestra en su obra, a un hombre honrado, sencillo, orgulloso, con una visión muy objetiva de la vida ("Takuya") y la lucha que se da en su cabeza por entender lo que se convierte en "justicia", mientras observa el comportamiento de su pueblo y el de las fuerzas de ocupación, en torno a la masacre y el genocidio de tantos humanos.
¿Qué puede convertir a un pueblo tan orgulloso, en la sombra rastrera de sí mismo?, ¿Dónde entra la justicia, si los ganadores escriben la historia?, ¿Qué parte le toca a un individuo que era ese orgullo, hecho verbo de carne y hueso?
Si bien la historia transcurre en las distintas islas y ciudades principales de Japón, la verdadera trama se nos plantea en la cabeza de Takuya, mientras observamos su transformación a lo largo de más de 10 años de conflicto y revolución en su tierra; hasta sentirnos nosotros mismos diferentes frente al espejo. Agotados, envejecidos, humillados y abandonados; defraudados, colerizados y hastiados. Sólo para darnos cuenta que la justicia no la hacen ni los filósofos, ni los ganadores,
sino la propia muerte; y la victoria o derrota ante ésta.
~Zoichi
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