En un año 2006 en el que apenas si hubo alguna comedia rescatable (solamente "Little Miss Sunshine" se me viene a la mente), casi al estar terminando este, nos llegó un documental, filmado por el Ministerio Kazajo de Información, que amenaza con cambiarle definitivamente la cara al género cómico.
Por tal mandato supremo, que pretende obtener información para “mejoras culturales” en el país asiático, se envía a Borat Sagdyev, reportero estelar de la gloriosa nación asiática, para observar las costumbres y comportamiento de “la nación más grande del mundo”, los EEUU, desencadenando un shock cultural sin precedentes, en el que las víctimas son más los yankis que el ingenuo periodista. Sin embargo, todo marcha regularmente bien para el kazajo, hasta que este se enamora de Pamela Anderson, abandonando ahí su misión original, para llegar a California (desde Nueva York), lugar donde planea desposar a la rubia, iniciando así un viaje por las entrañas de la bestia.
“Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan” es la película que resulta de este tour de force. Seguramente ya se han percatado que este no es en verdad un documental, y que Borat es en realidad el actor inglés Sacha Baron Cohen (“Da Ali G Show”) y no un presentador de televisión proviniente del ignoto ex país soviético. De hecho, la ridícula idea de querer enviar a alguien en una misión de "aprendizaje y mejoramiento cultural" a los Estados Unidos, debió haberlos puesto sobreaviso. Este film, que funciona muy bien como comedia, pues consigue un incontrolable vendaval de carcajadas, es también una exposeé del ser americano, repleta de bromas crueles e ironía, cosa que logra con grandes resultados.
Se puede decir mucho sobre ella. Que es una sátira en la tradición de Jonathan Swift, que toma una visión del yanki que no se había visto, con igual lucidez y mordacidad, desde Mark Twain, que es la mejor comedia “comercial” de la década, que lee la cultura de manera similar a Claude Lévi-Strauss, etc. Pero, me pregunto, ¿Hasta que punto se puede afirmar todo aquello de una película con tantos gags facilistas, una gratuita lucha de hombres desnudos y dosis desbordantes de escatología supina?
El humor grotesco y la narrativa “in your face” son un par de características filológicas que se han ido imponiendo lentamente dentro de la cultura occidental. Así como Quentin Tarantino validó la cultura pop, Irvine Welsh, Chuck Palahniuk y hasta Jackass, entre otros, han extendido muchísimo el límite del recato y de lo “admisible por el buen gusto”. Mucho de esto lo encontramos en “Borat”, que, amén de tal delimitación (o falta de ella), se permite asaltar (y exponer) el antisemitismo, racismo, chauvinismo, xenofobia, intolerancia política y religiosa, el sexismo y otros ríspidos temas; llevándolos, en el personaje de Borat, a extremos tan surreales que termina desnudando oscuras y profundas verdades del “hombre americano” (el gringo, entiéndase).
Es precisamente por aquello que esta película de Larry Charles, filmada con una técnica "de guerrilla" que tuvo al FBI y a la Policía perpetuamente detrás del reportero, de “sospechoso aspecto islámico” (Borat), alcanza cotas casi sublimes en los segmentos “reales”, donde la película deja de ser un mockumentary y se transforma en lo que cualquier documental que se precie aspira a ser : una muestra de la realidad en toda su crudeza, desnuda de salvaguardas socioculturales.
Ya sea en un rodeo sureño, donde es aclamado por apoyar la “Guerra Terrorista” (libérrima traducción mía de un hilarante malapropismo que aparece en la película), en una cena con miembros de la “alta sociedad”, que se muestran optimistas ante la posiblemente veloz americanización del mostachudo reportero, o bardeando a dirigentes del activismo feminista, apareciéndose en un desfile del orgullo gay, lanzando dinero a sus anfitriones judíos convertidos en cucarachas, o bebiendo entre universitarios que no dudan en renegar contra el empoderamiento de las minoríasy la falsedad de "sueño americano"; Baron Cohen le saca lo mejor (el extremo xenófobo, intolerante, antisemita, homofóbico, pseudo-fascista) al más típico y ferviente ciudadano americano. Y es que tal honestidad es casi imposible de conseguir de otra forma (satirizando, digamos, mediante personajes prefabricados, o en una historia pastoral, etc.). Además, uno no puede evitar imaginar la posible reacción propia ante dichas situaciones (¿Y si es que alguna vez grabaran nuestras conversaciones "racistas"? - tan frecuentes, por cierto, en nuestro íntimo entorno urbano).
En esta era de lo “políticamente correcto”, en la que con gran hipocresía también celebramos el fin de “todo lo sacro”, la inteligencia de esta obra se camufla muy bien en un humor deudor del estilo South Park, pues el antisemitismo (humor a costa del estereotipo judío, debería decirse para hablar con rigor) que en ella econtramos tiene poco que ver con el de Mel Brooks, por ejemplo; y parece ser más bien una actualización extremosa de lo que un día hicieran grandes como Lenny Bruce o Monty Python, salvando las distancias, claro está. Una cosa distinta, pero igualmente peligrosa, es la evidencia de una especie de pogrom mediático dentro de la comedia (en Borat más como vehículo que como realidad o compromiso).
Pero no estamos ante una película perfecta, ni mucho menos. El guión, a pesar ser inteligente, tener ritmo y ser una genuina orgía de risas, es bastante endeble, con demasiados fallos y omisiones, escondidos entre lo hilarante del desarrollo narrativo; errores que recuerdan demasiado el origen del personaje y su entorno, los sketches y un show de televisión. Incluso, tomándolos como sketches ensartados en un hilo conductor conceptualmente fuerte, me parece que al menos alguno de estos segmentos pudo haber quedado entre los descartes de la sala de edición. Descartados por su efecto negativo en el desarrollo de la historia, en el ritmo narrativo; no por su potencial ofensivo para algún grupo particular.
Entre las fortalezas del film sobresale la actuación de Baron Cohen, que me sabe al desopilante y descontrolado Andy Kauffman (genial figura de culto, prematuramente desaparecido), y que justifica plenamente su Globo de Oro como mejor actor de comedia; pues Baron Cohen demuestra una entereza sorprendente, al no salirse ni un segundo de personaje, sin importar lo álgido de la situación en la que se encuentre metido. No debemos olvidar tampoco el límite de la plausiblidad, quebrado por la diestra caracterización del inglés, que hace pasar a un intelectual británico, de rigurosa formación e hijo de una familia judía practicante, por un primitivo kazajo antisemita y chauvinista. Otro punto alto en la actuación corresponde a Ken Davitian (Azamat Bagatov, el ficticio productor kazajo del film, compañero de viaje de Borat), incluso más contundente en su capacidad para mantener la ilusión y evitar romper el "cuarto muro" en momento alguno.
También se debe reconocer la dirección de Larry Charles, veterano de la escuela Seinfeld (escribió varios clásicos episodios) y actualmente involucrado en la cínica y posmodernamente graciosa “Curb your enthusiasm”, que mantiene su mano sutil y firme, evitando, en gran parte de la película, revelar los segmentos premontados y aquellos editados según las intenciones del equipo de producción. Esto no se puede decir de la secuencia que involucra a Pamela Anderson, pero al ser esta tan breve y no precisamente climática, no le resta demasiado ritmo a la película, acaso sí sigilo y sutileza, considerada la buena factura de las escenas "documentales".
Filmada con un ínfimo presupuesto, escrita por un puñado de agudos graduados de Cambridge, actuada por un judío practicante, dirigida por uno de los popes de la comedia contemporánea, rodada con actores accidentales en los “estados rojos” (republicanos, WASP, Okies, etc.) de la unión americana; “Borat” sin duda es una película que desternillará a tantos como ofenderá.
“Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan” es crítica de muchas maneras, algunas menos sutiles que otras; desnudando el shock cultural que sufrimos muchos hijos del subdesarrollo al toparnos con urbes cosmopolitas, a la vez que logra poner en vergüenza al estereotípico republicano, blanco, conservador y cristiano; que sí existe, y explica, entre otras cosas, a sujetos como George W. Bush.
Recompensada con una cantidad impresionante de litigios legales (demandas por grupos de gitanos ofendidos o por los actores de embarazosos y reveladores segmentos), un 92% de respuesta favorable entre la crítica (según Rottentomatoes y Metacritic), una recaudación portentosa para una película de este corte y clasificación restringida, casi independiente y lanzada de manera limitada, nominaciones a buena cantidad de galardones (los conservadores, medrosos y devaluados Oscar con toda seguridad no honrarán la única nominación "consuelo" que le otorgaron, a mejor guión adaptado); encuentra su mayor éxito al unificar la comedia más gamberra con la sátira más sofisticada, algo antes sencillamente impensable o dado por irrealizable. Y es que en la era de You Tube y los 15 Megabites de Fama, que una película Clase R venga y te enrostre, entre carcajadas y gruesos acentos, tus defectos más sombríos, debe doler. En palabras de Borat, “¡Gran Éxito!”.
Entre las fortalezas del film sobresale la actuación de Baron Cohen, que me sabe al desopilante y descontrolado Andy Kauffman (genial figura de culto, prematuramente desaparecido), y que justifica plenamente su Globo de Oro como mejor actor de comedia; pues Baron Cohen demuestra una entereza sorprendente, al no salirse ni un segundo de personaje, sin importar lo álgido de la situación en la que se encuentre metido. No debemos olvidar tampoco el límite de la plausiblidad, quebrado por la diestra caracterización del inglés, que hace pasar a un intelectual británico, de rigurosa formación e hijo de una familia judía practicante, por un primitivo kazajo antisemita y chauvinista. Otro punto alto en la actuación corresponde a Ken Davitian (Azamat Bagatov, el ficticio productor kazajo del film, compañero de viaje de Borat), incluso más contundente en su capacidad para mantener la ilusión y evitar romper el "cuarto muro" en momento alguno.
También se debe reconocer la dirección de Larry Charles, veterano de la escuela Seinfeld (escribió varios clásicos episodios) y actualmente involucrado en la cínica y posmodernamente graciosa “Curb your enthusiasm”, que mantiene su mano sutil y firme, evitando, en gran parte de la película, revelar los segmentos premontados y aquellos editados según las intenciones del equipo de producción. Esto no se puede decir de la secuencia que involucra a Pamela Anderson, pero al ser esta tan breve y no precisamente climática, no le resta demasiado ritmo a la película, acaso sí sigilo y sutileza, considerada la buena factura de las escenas "documentales".
Filmada con un ínfimo presupuesto, escrita por un puñado de agudos graduados de Cambridge, actuada por un judío practicante, dirigida por uno de los popes de la comedia contemporánea, rodada con actores accidentales en los “estados rojos” (republicanos, WASP, Okies, etc.) de la unión americana; “Borat” sin duda es una película que desternillará a tantos como ofenderá.
“Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan” es crítica de muchas maneras, algunas menos sutiles que otras; desnudando el shock cultural que sufrimos muchos hijos del subdesarrollo al toparnos con urbes cosmopolitas, a la vez que logra poner en vergüenza al estereotípico republicano, blanco, conservador y cristiano; que sí existe, y explica, entre otras cosas, a sujetos como George W. Bush.
Recompensada con una cantidad impresionante de litigios legales (demandas por grupos de gitanos ofendidos o por los actores de embarazosos y reveladores segmentos), un 92% de respuesta favorable entre la crítica (según Rottentomatoes y Metacritic), una recaudación portentosa para una película de este corte y clasificación restringida, casi independiente y lanzada de manera limitada, nominaciones a buena cantidad de galardones (los conservadores, medrosos y devaluados Oscar con toda seguridad no honrarán la única nominación "consuelo" que le otorgaron, a mejor guión adaptado); encuentra su mayor éxito al unificar la comedia más gamberra con la sátira más sofisticada, algo antes sencillamente impensable o dado por irrealizable. Y es que en la era de You Tube y los 15 Megabites de Fama, que una película Clase R venga y te enrostre, entre carcajadas y gruesos acentos, tus defectos más sombríos, debe doler. En palabras de Borat, “¡Gran Éxito!”.
10 comentarios:
hello all
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tahk u
la puta con el spam, che javier ponle la verificación de palabra o algo a los comentarios
saludos,
~z
esto no es spam.
sólo para decir que aunque no repliquemos nada, te leemos igual.
no aflojes, javier
-jotaefe-
Che: EXAGERASTE UN CACHO. LA PELI NO ES TAAAAAAAAAAAAN BUENA. ALGUNOS GAGS SON BURDOS Y EXCESIVAMENTE GROTESCOS. EL BUSCAR LA RISA POR LA RISA A VECES ES LAMENTABLE, PERO EN FIN, QUE MAS TE PUEDO DECIR.
UN ABRAZO
CRISPIN.
P.D: TENEMOS UN ENCUENTRO PENDIENTE, JEJEJEJ
La verdad, aunque algunas escenas realmente son chistosas y pese a la ingenuidad de su crítica social (Si es que hay), la película abusa del chiste vulgar al estilo jackass y de ridiculeces innecesarias más que de un humor bien pensado. Pudo ser mejor.
JAJAJAAJAJ... ROMEO TIENES TODA LA RAZON
CRISPIN
Tal vez sí tiendo a realizar comentarios hiperbólicos sobre "Borat", pero debo insistir que me hizo reir más de lo que cualquier otra película en el pasado año. Y eso, en una comedia, es poco menos que su razón de ser.
Que pudo estar mejor, no cabe duda. Su crítica social está ahí, pero como con todo subtexto sucede que encontrarle relevancia está en directa proporción con las intenciones del lector. Así es que yo sí le encuentro algo de crítica, quizás menos de lo que los muchachos de "The Village Voice" hallaron, pero el que no la busca, tampoco creo que pueda encontrarla explícitada, pues esa no es una característica de esta película.
Y cierto también que, de "Borat en más", será muy difícil pedir humor inteligente a los gerifaltes hollywodenses. Viendo semejante éxito, es de esperar que ahora hasta las pelis PG-13 incluyan consoladores de goma y cosas peores, for laughter sakes. Ya veremos.
¿No es gracioso que finalmente el Crispín se haya puesto de acuerdo con el Romeo respecto a algo publicado en el "Diseccionando"?
la comedia "pg-13" va de peor en peor, es cierto, hay cosas interesantes pero después de american pie y scary movie, 100 mil copiaron el mismo estilo idiota del chiste "sexy" y la mofa del "pastelazo de caca". pero de tanto en tanto, hay cosas que se rebelan, que te hacen reventar de risa y encima te sientes agradecido por la inteligencia de la burla o por un humor tan bien manejado que ni te das cuenta en que parte de la escena empiezas a reir, impredescible. vieron punch drunk love por ejemplo? con el gil del adam sandler? esa película te revuelca de risa pese a lo absurdo. en la misma "the departed" del maestrazo scorsesse, el humor es genial, fabuloso, dan ganas de anotarse todos los insultos del jefe del FBI, hay una nueva que sacó spike lee sobre el robo a un banco, que es un drama, pero la forma de emplear el humor es tan sutil que terminas riéndote adentro, que e slo que realmente importa, o no?. no recuerdo como se llama la peli de Lee, si la ven, avisen y atiendan a la escena del acertijo que les envía el ladrón, es para despanzarse. y así, como en todo, a veces florecen orquídeas de la especie kauffman en medio de la bosta más común, borat no es orquídea ni desecho, por eso, es tibia y mediocrona, creo. y eso de que te rías de mi casual acuerdo con el Gordo, no le viene pues al tema
"Inside Man", Romeo.. así se llama. Muy buena peli de Lee, concuerdo contigo.
Con respecto a Borat, no la ví y pese al éxito que tuvo en Sitges, por ejemplo, muchos se preguntan si es que ese humor simplón al uds hacen alusión y su discurso anti-yanqui ridiculesco, eran suficientes para ponerla donde muchos críticos, no sé porqué, la pusieron. A mí francamente no me viene ningun deseo de verla. Es de esas pelis que sé no me pierdo de nada... aunque no viene al caso, pero ya que la tengo acá sobre la mesa, prefiero reir con "The Big Lebowsky", de los Coen.
Javier, creo que le diste demasiadas flores a la peli esta. Acabo de verla y la verdad aunque me reí jodidamente en algunas partes, otras me parecieron demasiaaaado enfermas (y estas últimas dominando toda la película y mi impresión de ella). Por ejemplo el asunto de los judíos y todo eso; una cosa es echarle un poco de humor negro medio racista en una conversación cualquiera, pero lo que mostraron en Borat cruzó las líneas de lo que se puede considerar como chistoso (lanzándole dinero a judíos que cambiaron su forma a cucarachas??, eso es demasiado racista; por lo menos Mel Gibson lo disfrazó un poquito)
Esta película fue un Jackass sin dobles de acción
Saludos,
~z
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