Nadie puede negar que una de las figuras más representativas, en términos estéticos, del punk '77 fue Sid Vicious. Reconocer algún aporte suyo fuera del fashionable resulta mucho más complicado, ya que en los treinta años posteriores a la explosión del género, la figura del bajista de los míticos Sex Pistols estuvo (y está) cada vez venida a menos. Parece irónico, pero el deseo de Vicious de convertirse en una leyenda maltida está lejos de materializarse. Sus mismos colegas se encargaron de que su figura no pase a la historia como él hubiera querido. Es más, muchos punks reniegan contra su imagen, calificándolo como un traidor del movimiento y todo lo que este aspiraba. Algo por lo menos irónico si se recuerda que Vicious es visto, desde fuera de las filas punk, como el arquetípico punk rocker.
Durante los ochenta muchos afirmaban que el punk estaba muerto, que se vendió y los ideales revolucionarios de sus primeras figuras no fueron nada más que una moda extravagante. Mucho se lucró a partir de la furia contenida de cientos de muchachos que deseaban expresar la forma en la que el sistema los condenó por el simple hecho de no tener dinero. El cambio propuesto dejo de importar cuando el No Future tuvo copyright y fue consumido por gente que si tenía futuro y solo deseaba causar un mal rato a sus progenitores con sus extravagantes ropas y peinados. Mucha culpa de la decadencia punk como movimiento de cambio social la tuvo Sid Vicious, quien sólo parecía buscar diversión en los lugares más inverosímiles. Aquel muchacho que parecía no estar consciente de sus actos fue el verdugo de toda una generación. Mientras The Exploited afirmaba que los punks seguían vivos, Sid y su novia demostraron lo contrario, viviendo de excesos, sexo, dinero y otros gustos bizarros que gozaba la pareja.
Desde que Lemmy Kilmister, bajista y cantante de Motorhead, afirmó que Vicious nunca tocó una nota en su vida se desató una polémica sobre su verdadero aporte a los Sex Pistols. Muchos coinciden que no fue nada más que un groupie que gracias a su elevado grado de obsesión por la banda fue convocado para sustituir a Glen Matlock. Otros dicen que fue idea de McClaren, quien veía en el comportamiento radical y violento del muchacho una fuente más de ingresos, ya que el emergente movimiento necesitaba una imagen con la cual todos pudieran identificarse. Por su parte, John Lydon (Johnny Rotten) sentenció en su autobiografía que Sid era bueno para los tres acordes fundamentales, nunca fue un virtuoso pero amaba lo que hacía. Pese a ambas afirmaciones, es necesario reconocer que el propio punk no es algo típico de conservatorio; al contrario, surgió como una respuesta al excesivo barroquismo de la música en aquella época. El punk sigue la de filosofía DIY (siglas en inglés de” hazlo tú mismo”) por lo que no es de esperar que los músicos de este género conozcan a la perfección sus instrumentos, sino que transmitan sus impresiones sobre las injusticias sociales que les toca vivir.
La vida de Vicious fue muy turbulenta desde sus inicios y siempre apuntó a un final dramático. Huérfano de padre, tuvo que aferrarse a su progenitora para sobrevivir en sus primeros años, rodeados de mucha miseria. Una salida fácil fue emigrar a Ibiza y dedicarse a la venta de drogas. El pequeño John Ritchie ayudó a su madre con el negocio repartiendo la mercancía en distintos lugares. Ese prematuro acercamiento con los alucinógenos desarrollo una adicción de la que nunca se recuperó. Además se le diagnosticó un severo desorden de conducta. Para darle un mejor tratamiento, su madre lo llevó de vuelta a la isla británica, donde Sid terminaría de darle forma a ese rebelde e inmoral personaje que marcaría el destino del punk inglés.
Antes de ingresar a Sex Pistols, el todavía conocido como John Ritchie estuvo envuelto en otras bandas que se encontraban relacionadas con el movimiento punk, y por supuesto con la banda manejada por Malcolm McClaren. La primera banda fue The Flowers of Romance, grupo que recogía a Keith Leverne (bajista cofundador de The Clash y posterior miembro de Public Image Limited), y otros miembros de bandas como The Slits o Palmolive. Luego Vicious estuvo con la mítica Siouxsie & the Banshees, tocando la batería en su concierto debut. Luego de su breve período detrás los platillos, Sid dejó la música como prioridad para seguir a todas partes a sus venerados Sex Pistols.
Luego de un tiempo alejado de los escenarios, Vicious tuvo la oportunidad de tocar con la banda que había estado siguiendo obsesivamente. Su talento como músico no era el mejor, pero junto con Johnny Rotten conformaban una explosiva pareja que incitaba a la violencia entre los asistentes -y contra los músicos también. Quizás su único aporte a la música fue la creación del slam dance. La explicación de lo qué esto es no es necesaria, ya que todos conocen la intensidad de los recitales punk y los golpes que se recibe en ellos. De todas maneras, la violencia y su adaptación bailable le otorgaron cierto reconocimiento al bajista.
Cuando Vicious ya se encontraba oficialmente con los Sex Pistols, una groupie viajó desde el otro lado del océano (Estados Unidos) para poder tener alguna clase de contacto o relación con cualquier miembro de la banda. De esa manera Nancy Spungen llegó a Londres. Al igual que Vicious, Spungen era adicta a la heroína y su vida se había reducido a la prostitución y recitales de punk. En uno conoció finalmente a Sid y comenzó la debacle de la banda y la pareja. La relación mediada por drogas, alcohol y violencia destruía cada vez a Vicious, quien dejó de asistir a los ensayos del grupo, alejándose cada vez más de este. Luego vino la fatídica gira por Estados Unidos en la cual Sid se alejó por completo de Sex Pistols, Spungen se convirtió en su manager y dirigió terriblemente su futuro. A esta altura Sid tenía 21 años.
Luego de varios meses cargados de furia y adiciones, Spungen murió. El mítico Hotel Chelsea de Nueva York fue el escenario de un misterioso asesinato. Nancy falleció desangrada por una herida punzocortante que atravesó su vientre. Al haberse inyectado la noche anterior, Sid fue acusado del homicidio de Spungen; él no recordaba nada y eso no lo ayudo en absoluto. A esta altura del partido los mismos The Exploited cantarían Sid Vicious was innocent. El sueño había terminado.
Malcolm McClaren forzó a que EMI pagué la fianza, ya que el polémico manager tenía otros planes para el devastado músico: "Sid Sings". Este curioso material fue la solución económica de Vicious para los gastos del juicio. Desafortunadamente una terrible depresión marcó sus últimos meses, en los cuales Sid nada más deseaba estar solo. Cuando Vicious recuperó su libertad, varios amigos y colegas ofrecieron una fiesta, en la cual su propia madre le vendió una fatal dosis de heroína. Al día siguiente su progenitora encontraría su cuerpo sin vida. No hubo ceremonias de despedida ni tiempo para decir adiós. Sid fue cremado y sus cenizas esparcidas alrededor de la tumba de su amada. Un historia de amor culminaba, así como la vida de un showman del punk, una persona que no dejó un legado claro o incontrovertible, pero cuya imagen prevaleció sobre sus actos como marca histórica del movimiento punk.
La muerte de Sid Vicious, hace treinta años, es para muchos el final de la primera oleada de punk. El hecho de que Vicious fue un espectáculo netamente superficial causó enojo en varias otras bandas que estaban mucho más comprometidas con el ansiado cambio social, como Crass. Al final, Sid es una marca registrada del punk, una figura que no hace más que probar que en el punk existe una delgada línea entre el activismo y la parafernalia. Ninguna banda volvió a cantar himnos a favor de Vicious, es más, luego de su muerte los anarco punks de Crass comenzaron a afirmar que el punk había fallecido. Parece que no están tan equivocados como algunos creen.
Durante los ochenta muchos afirmaban que el punk estaba muerto, que se vendió y los ideales revolucionarios de sus primeras figuras no fueron nada más que una moda extravagante. Mucho se lucró a partir de la furia contenida de cientos de muchachos que deseaban expresar la forma en la que el sistema los condenó por el simple hecho de no tener dinero. El cambio propuesto dejo de importar cuando el No Future tuvo copyright y fue consumido por gente que si tenía futuro y solo deseaba causar un mal rato a sus progenitores con sus extravagantes ropas y peinados. Mucha culpa de la decadencia punk como movimiento de cambio social la tuvo Sid Vicious, quien sólo parecía buscar diversión en los lugares más inverosímiles. Aquel muchacho que parecía no estar consciente de sus actos fue el verdugo de toda una generación. Mientras The Exploited afirmaba que los punks seguían vivos, Sid y su novia demostraron lo contrario, viviendo de excesos, sexo, dinero y otros gustos bizarros que gozaba la pareja.
Desde que Lemmy Kilmister, bajista y cantante de Motorhead, afirmó que Vicious nunca tocó una nota en su vida se desató una polémica sobre su verdadero aporte a los Sex Pistols. Muchos coinciden que no fue nada más que un groupie que gracias a su elevado grado de obsesión por la banda fue convocado para sustituir a Glen Matlock. Otros dicen que fue idea de McClaren, quien veía en el comportamiento radical y violento del muchacho una fuente más de ingresos, ya que el emergente movimiento necesitaba una imagen con la cual todos pudieran identificarse. Por su parte, John Lydon (Johnny Rotten) sentenció en su autobiografía que Sid era bueno para los tres acordes fundamentales, nunca fue un virtuoso pero amaba lo que hacía. Pese a ambas afirmaciones, es necesario reconocer que el propio punk no es algo típico de conservatorio; al contrario, surgió como una respuesta al excesivo barroquismo de la música en aquella época. El punk sigue la de filosofía DIY (siglas en inglés de” hazlo tú mismo”) por lo que no es de esperar que los músicos de este género conozcan a la perfección sus instrumentos, sino que transmitan sus impresiones sobre las injusticias sociales que les toca vivir.
La vida de Vicious fue muy turbulenta desde sus inicios y siempre apuntó a un final dramático. Huérfano de padre, tuvo que aferrarse a su progenitora para sobrevivir en sus primeros años, rodeados de mucha miseria. Una salida fácil fue emigrar a Ibiza y dedicarse a la venta de drogas. El pequeño John Ritchie ayudó a su madre con el negocio repartiendo la mercancía en distintos lugares. Ese prematuro acercamiento con los alucinógenos desarrollo una adicción de la que nunca se recuperó. Además se le diagnosticó un severo desorden de conducta. Para darle un mejor tratamiento, su madre lo llevó de vuelta a la isla británica, donde Sid terminaría de darle forma a ese rebelde e inmoral personaje que marcaría el destino del punk inglés.
Antes de ingresar a Sex Pistols, el todavía conocido como John Ritchie estuvo envuelto en otras bandas que se encontraban relacionadas con el movimiento punk, y por supuesto con la banda manejada por Malcolm McClaren. La primera banda fue The Flowers of Romance, grupo que recogía a Keith Leverne (bajista cofundador de The Clash y posterior miembro de Public Image Limited), y otros miembros de bandas como The Slits o Palmolive. Luego Vicious estuvo con la mítica Siouxsie & the Banshees, tocando la batería en su concierto debut. Luego de su breve período detrás los platillos, Sid dejó la música como prioridad para seguir a todas partes a sus venerados Sex Pistols.
Luego de un tiempo alejado de los escenarios, Vicious tuvo la oportunidad de tocar con la banda que había estado siguiendo obsesivamente. Su talento como músico no era el mejor, pero junto con Johnny Rotten conformaban una explosiva pareja que incitaba a la violencia entre los asistentes -y contra los músicos también. Quizás su único aporte a la música fue la creación del slam dance. La explicación de lo qué esto es no es necesaria, ya que todos conocen la intensidad de los recitales punk y los golpes que se recibe en ellos. De todas maneras, la violencia y su adaptación bailable le otorgaron cierto reconocimiento al bajista.
Cuando Vicious ya se encontraba oficialmente con los Sex Pistols, una groupie viajó desde el otro lado del océano (Estados Unidos) para poder tener alguna clase de contacto o relación con cualquier miembro de la banda. De esa manera Nancy Spungen llegó a Londres. Al igual que Vicious, Spungen era adicta a la heroína y su vida se había reducido a la prostitución y recitales de punk. En uno conoció finalmente a Sid y comenzó la debacle de la banda y la pareja. La relación mediada por drogas, alcohol y violencia destruía cada vez a Vicious, quien dejó de asistir a los ensayos del grupo, alejándose cada vez más de este. Luego vino la fatídica gira por Estados Unidos en la cual Sid se alejó por completo de Sex Pistols, Spungen se convirtió en su manager y dirigió terriblemente su futuro. A esta altura Sid tenía 21 años.
Luego de varios meses cargados de furia y adiciones, Spungen murió. El mítico Hotel Chelsea de Nueva York fue el escenario de un misterioso asesinato. Nancy falleció desangrada por una herida punzocortante que atravesó su vientre. Al haberse inyectado la noche anterior, Sid fue acusado del homicidio de Spungen; él no recordaba nada y eso no lo ayudo en absoluto. A esta altura del partido los mismos The Exploited cantarían Sid Vicious was innocent. El sueño había terminado.
Malcolm McClaren forzó a que EMI pagué la fianza, ya que el polémico manager tenía otros planes para el devastado músico: "Sid Sings". Este curioso material fue la solución económica de Vicious para los gastos del juicio. Desafortunadamente una terrible depresión marcó sus últimos meses, en los cuales Sid nada más deseaba estar solo. Cuando Vicious recuperó su libertad, varios amigos y colegas ofrecieron una fiesta, en la cual su propia madre le vendió una fatal dosis de heroína. Al día siguiente su progenitora encontraría su cuerpo sin vida. No hubo ceremonias de despedida ni tiempo para decir adiós. Sid fue cremado y sus cenizas esparcidas alrededor de la tumba de su amada. Un historia de amor culminaba, así como la vida de un showman del punk, una persona que no dejó un legado claro o incontrovertible, pero cuya imagen prevaleció sobre sus actos como marca histórica del movimiento punk.
La muerte de Sid Vicious, hace treinta años, es para muchos el final de la primera oleada de punk. El hecho de que Vicious fue un espectáculo netamente superficial causó enojo en varias otras bandas que estaban mucho más comprometidas con el ansiado cambio social, como Crass. Al final, Sid es una marca registrada del punk, una figura que no hace más que probar que en el punk existe una delgada línea entre el activismo y la parafernalia. Ninguna banda volvió a cantar himnos a favor de Vicious, es más, luego de su muerte los anarco punks de Crass comenzaron a afirmar que el punk había fallecido. Parece que no están tan equivocados como algunos creen.