miércoles, agosto 27, 2008

Escándalo en la blogósfera

Aunque este post no es del todo actual (lo escribí ya hace unas semanas), considero importante que no se deje de hablar del affair blogsbolivia. De antemano, pido disculpas por la redacción apresurada: hay veces en que el mensaje del texto importa más.

Desde hace unos días sigo el debate más acalorado en la blogósfera boliviana del que he tenido noticia. Todo comenzó cuando Sebastián Molina y su equipo decidieron "crear" un nuevo blog de blogs llamado blogsbolivia.com, paralelo y homónimo al metablog que todos conocemos, blogsbolivia.blogspot.com. Para algunos blogueros, se trató de una flagrante violación a las reglas mínimas de convivencia de la blogósfera. Para otros, se trató solamente de otro emprendimiento de Sebastián Molina.
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Pero vayamos por partes. En opinión de varios blogueros (entre los que me incluyo), el que Sebastián Molina y su equipo hayan elegido el nombre de un metablog ya existente para su "nuevo" metablog es una falta de ética, falta que en otros lugares se conoce como plagio y que en la blogósfera se conoce como cybersquatting. Como resume muy bien Ego Ipse (Daniel M. Giménez), lo que sucede es que:
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"BlogsBolivia.blogspot tiene una posición de prestigio y reconocimiento gracias al trabajo y el tiempo invertidos por los responsables de este metablog (Almada y El Forastero), blogsbolivia.com, al llamarse exactamente igual, se apropia de ese prestigio y del trabajo cristalizado en este metablog".
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En mi opinión, nada les hubiera costado a Sebastián Molina y su equipo ser un poco más creativos o, en todo caso, copiar con mayor tacto (blogsbolivianos.com no hubiera estado mal).
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Frente a estas críticas, Sebastián Molina y su equipo se han limitado a decir que el dominio les pertenecía desde hace ya más de dos años y a recordar que hubo en el pasado un proyecto de un blogsbolivia conjunto que quedó trunco por falta de acuerdo con los administradores del primer blogsbolivia.
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Creo que yo que aunque esto muestra las buenas intenciones del proyecto, no atenúa el plagio ni el cybersquatting, pues esta falta ocurre cuando alguien compra un dominio que contiene el nombre de una marca famosa y lo usa para negociarlo (por lo general a un precio exorbitante) con el dueño de la marca. En este caso, Sebastián Molina adquirió el dominio blogsbolivia.com sabiendo que había ya un metablog con ese nombre y luego intentó intercambiárselo a los administradores por un banner (no hay demasiada mala fe en esto, pero tampoco hay buena fe).
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Pero las cosas se complicaron más cuando se salieron a la luz dos aspectos más del affair: primero, blogsbolivia.com es un proyecto del Laboratorio Digital de Cepad, avalado por la Prefectura cruceña y que, en último término, reporta ingresos a sus creadores. Nada de esto se informó a los nuevos miembros de este metablog (está bien, lo de los salarios podían no decirlo, pero lo de los auspicios?). Esto molestó bastante a algunos blogueros. A esto, Sebastián Molina respondió diciendo que la Prefectura cruceña no es la única entidad pública que apoya a CEPAD.
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Segundo: no quedó claro si el primer blogsbolivia traspasó o iba traspasar parte de las bases de datos de sus miembros al segundo blogsbolivia. Aunque pueda parecer que esto es una nimiedad, no parece adecuado compartir los datos de terceros sin pedirles si autorización. Todo esto pudo haberse aclarado fácilmente, pero los llamados a aclararlo permanecieron en silencio.
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Hasta aquí, he tratado de resumir lo más importante de la discusión, que más de una vez se convirtió en una serie de ataques personales, ya a Sebastián Molina o a Ego Ipse, y terminó muchas veces desviada hacia otros temas. No está demás recordar que no se trata de atacar los emprendimientos de Sebastián Molina, muchos de los cuales son sin duda loables, si no de buscar que se discutan los puntos mencionados arriba: ¿se trató o no de cybersquatting?, ¿se escondió o no información sobre el proyecto de blogsbolivia.com a sus miembros? y, finalmente, ¿qué sucedió en realidad con los datos de los miembros del primer Blogsbolivia?.
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¿Cómo resolver este entuerto? A corto plazo, creo que un cambio de nombre o un acuerdo entre los administradores de ambos metablogs podría ayudar. A largo plazo, comenzar a pensar en algunas reglas de convivencia en la blogósfera podría evitarnos este tipo de roces y conflictos.
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Particularmente, me quedo con la impresión de que en la blogósfera el diálogo sustantivo escasea, de que nadie se pasa el trabajo de contestar argumentos con argumentos... Véase por ejemplo la defensa de Sebastián Molina publicada en su blog: todos los comentarios al respecto parecen haber sido borrados (yo, por ejemplo, dejé uno ayer y hoy no aparece). Ni modo, repetimos viejas prácticas en nuevos terrenos.
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Si quieren seguir la discusión entera, hagan click aquí.
Si quieren leer la defensa de Sebastián Molina, hagan click aquí.
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PS (1): Si quieren firmar la petición para que el affair blogsbolivia se discuta en Bloguivianos, hagan click aquí.
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PS (2): En una de sus intervenciones en la discusión citada arriba, Fidelio mencionó que en Bolivia el ente que se encarga de regular las prácticas relativas a los dominios en internet es la Agencia Para el Desarrollo de la Sociedad de la Información. Quizá podríamos escribirles para poder obtener su criterio respecto al affair blogsbolivia (quizá no, claro, por eso es importante saber su opinión).

martes, agosto 12, 2008

Isaac Hayes: Hot Buttered Soul

Soul sexy y elegante. El Moisés Negro, alma de Stax como Marvin Gaye lo fuera de Motown, Isaac Hayes (1942 – 2008) fue el corazón del sonido refinado pero sensual en que derivó el funk sureño. Menos interesado en la intensidad del R&B y más bien apuntalado en el soul y el pop, lo que Hayes creó fue un híbrido musical abierto a sonoridades sinfónicas y arreglos pomposos pero jamás obtusos. La actualización y materialización de lo cool, del ancestral groove que late en la música afroamericana.

Probablemente más recordado por haber sido uno de los padres del género Blaxploitation, esa especie de deconstrucción camp-posmo del universo urbano "negro", efectivamente sentó las bases musicales y estéticas para tal estilo (la cota de malla dorada que usaba sobre su torso musculoso, su calva y barba tupida, etc.), pero su aporte va mucho más allá de la obvia sombra de "Shaft". Docenas de discos y centenares de canciones, compuestas para Otis Redding, Barry White, Sam & Dave, entre otros grandes del soul, así como las “apropiaciones” de standards de Burt Bacharach o Jerry Buttler, que pasaron definitivamente a manos de Hayes y por su conducto se transformaron en activos perpetuos del soul.

Pianista extraordinariamente dotado para la conducción rítmica y un compositor sublime, dueño de un imperfectamente sugestivo registro vocal, además de actor y doblajista, con Hayes –figura mayor de la música negra por donde se lo vea, incluso entre los que no le perdonan el haber tenido “algo que ver” con el surgimiento de la música disco– perdemos tras su partida un icono de una época (y una música) en la que, apenas un poco, quisimos acercarnos a esa tierra prometida donde los cayados y los mesías no tienen color. Isaac Hayes ya nos está esperando allí.

miércoles, agosto 06, 2008

Tiempos modernos

El dramaturgo francés Alfred Jarry presenta en su transgresora obra "Ubu Rey" una línea que, además de inspirar a varios movimientos artísticos surgidos a partir de la Patafísica, iba a convertirse en una suerte de llamado a la constante innovación en todo ámbito. No lo habremos demolido todo si no demolemos incluso los escombros, refunfuñaba el siniestro Padre Ubu. De esa forma Jarry planteaba, a finales del siglo XIX, que el único camino a seguir para estar en constante evolución era la destrucción absoluta de lo antes creado.

A pesar de que Jarry creó su obra consagratoria en Paris cuando la Belle Époque estaba en su mejor momento, eso no significa que siempre fue un habitante más de la ciudad de las luces. El padre de la Patafísica provenía de uno de los lugares más olvidados de Francia: Laval, un pequeño pueblo cercano a Normandia que actualmente no sobrepasa los cincuenta mil habitantes y en aquel entonces no era más que un puñado de familias asentadas en una precaria aldea. Aún con la desventaja geográfica, Alfred Jarry logró llevar su genio para explotarlo al máximo en un lugar hambriento por artistas de vanguardia como era la capital francesa en esos años. Esta es una de las abundantes pruebas de que no necesariamente los personajes que cambiarán el curso de la historia o la cultura surgirán de gigantescas urbes, como suele pensarse.

Es así que una de las más grandes innovaciones que iba a experimentar la música antes de ingresar en la década de los ochenta vendría también del lugar menos pensado. Cleveland, Ohio nunca ha sido una potencia a la hora de exportar artistas, aunque la ciudad se enorgullezca en ser la cuna de Jerry Siegel y Joe Shuster, creadores de Superman, Harvey Pekar, padre de la maravillosa serie "American Splendor" y de la cantautora afro americana Tracy Chapman. Es innegable que aparte de los iconos representativos de un condado posiblemente existan otros que se mueven por circuitos menos mainstream y que a la larga lleguen a convertirse en figuras de culto en su propio entorno. Pero sucede también que algunos rezagados suelen ascender hasta lograr establecerse en círculos más amplios, obtienen -aunque usualmente mucho tiempo después- el reconocimiento de propios y extraños, y terminan revolucionando por completo un sitio que hasta entonces era uno más del montón. Pere Ubu es la banda que puede jactarse de haber puesto a Cleveland, y Ohio por igual, en boca de todos y en el mapa cultural.

Pere Ubu es sin lugar a dudas una de las bandas más innovadoras y creativas de los últimos treinta años en la música americana. El uso de un lenguaje cínico, mordaz, insultante y lúcido a la hora de escribir sus canciones, así como también el apropiarse de un gran número de géneros musicales a partir de una base netamente punk, sin olvidarnos de la genialidad del cantante David Thomas -quien utiliza un sinfín de gemidos, gruñidos y gritos como instrumentos vocales- hacen de este grupo uno de los más influyentes en el art rock, o art punk como fueron catalogados después, y por primera vez ganándole a una banda tal título desde la Velvet Underground. Si bien no tienen el mismo reconocimiento que los neoyorkinos, el rol que jugaron los surgidos en Cleveland a finales de los setenta con el lanzamiento en 1978 de The Modern Dance al juntar el ya decadente y moribundo punk con otros elementos y estilos, convirtieron a este disco en una de las piezas fundamentales para el desarrollo sonoro de los ochentas. Como planteaba Jarry en su consagratoria obra, Pere Ubu destruyó lo convencional y expuso su versión de cómo tenía que sonar la nueva década. Sin The Modern Dance probablemente nos hubiéramos quedado sin mucha música salida de lo más profundo del octavo dígito del siglo pasado.

Sin dar lugar a ninguna calma, el disco inicia con un tono bastante agudo, producido por feedback de guitarra para que luego arranque Pere Ubu con toda la potencia que ofrece “Nonalignment Pact”, tema que abre el álbum, y es una de las canciones más recordadas de la banda. El ritmo punk de la batería, un persistente bajo, riffs de guitarra que transportan a los primeros años del rock & roll y un sinfín de sonidos creados con la voz de David Thomas, crean un extraño aura que persistirá a lo largo del LP. Es más, a partir de un comienzo tan violento, los ritmos se van dispersando por varias direcciones y cada vez se tornan más experimentales y poco ortodoxos, introduciendo elementos sonoros que nunca antes habían coqueteado con el punk americano. Y ese es uno de los grandes aportes de Pere Ubu: llevar al plano musical lo que Jarry hizo para en el teatro.

En este caso las coincidencias no son accidentales. La relación entre la banda americana y el dramaturgo francés van más allá del nombre, es decir de compartir el nombre un personaje creado por el escritor. Jarrry se había declarado desde temprana edad en una absoluta rebelión frente a la totalidad de la simpleza y Pere Ubu tomó muy en serio la rebeldía de su alma mater haciendo de cada composición que conforma su primer LP una pieza inigualable, que partiendo de muchas fuentes musicales como el rockabilly, free jazz, punk y algo de sintetizadores sentarían la base para que surja el material de futuros grupos como Sonic Youth o el movimiento No Wave. Además el contenido lírico es sumamente cuidado y la propia construcción de las canciones es, en partes, un homenaje a la centenaria obra "Ubu Rey". Desamores, paranoias, represiónes gubernamentales, angustias y depresión son los temas que recorren "The Modern Dance" con esa característica visión sarcástica, oscura y siniestra que comparte David Thomas, cerebro de la agrupación, con el padre de la Patafísica.

El disco cierra con temas cada vez más abstractos y de una oscura construcción lírica. La influencia de un cocainómano free jazz y vajilla en proceso de destrucción presentan una nueva forma de hacer música. Experimentar con el siempre recordado segmento de "European son" y agregarle improvisaciones de cuerdas y vientos que bordean la locura no hacen más que corroborar la genialidad de una banda que supo utilizar todo el conocimiento adquirido a través de otros grupos para sintetizarlo y así crear unas singulares piezas adelantadas a su tiempo.

Resulta increíble que un solo disco haya hecho tanto en incontables ámbitos, pero por muy irreal que suene, lo hizo. Luego de The Modern Dance surgieron en Ohio grandes bandas de New Wave en los ochentas como The Cars, Devo o The Waitresses y posteriormente la máquina de furia de Trent Reznor llamada Nine Inch Nails. Además el primer trabajo de Pere Ubu sirvió de empujón final al naciente noise y al venidero indie rock. La mezcla entre dos géneros musicales tan antagónicos ayudó a futuras generaciones a sentirse libres de experimentar con los estilos que les plazca por muy dispares que sean. Es más, la influencia de Pere Ubu continúa vigente incluso treinta años después, así como la obra maestra de Jarry sigue siendo tan brillante como lo fue hace ciento doce. Ambos dejaron una huella imborrable partiendo de hacer lo que les parecía sin importar lo que piensen los demás. Los resultados no fueron negativos y los dos por igual dejaron al mundo con una palabra que resumía el asombro que había surgido al presentar sus creaciones: ¡Mierdra!