(Escrito el día de la muerte del Papa, o el día de la Bestia, que es casi lo mismo)
¿Cómo hace uno para continuar con su blog después de un escrito como el antecesor? Se tiene que purgar primero, eso es obvio. Y no hablo de las abluciones normales, ni de ordalías corrientes. Las pastillas de laxante equino que acabo de tomar surten efecto inmediatamente. Cualquier intento por cruzar el filoso sendero trazado por mi colega, poco tiempo antes y en su texto ahora algunas líneas más abajo, tendría irremediablemente el mismo chapucero destino. Diarrea verbal, heces discursivas, cantidades aberrantes de materia fecal estirada sobre el papel y engullida luego como suculenta ambrosia. ¡Qué importa! Si, mientras mis entrañas se deslavan en un mar de bilis rabiosa y vacilantes trozos sólidos, yo me atrevo a lanzar una sardina al estanque de tiburones.
Debo admitirlo. En un principio quise escribir un comentario serio, un texto expositivo, un producto estricto de la majadería academicista. Pero no lo voy a hacer. Prefiero destilar ironía. Y para asegurarme de ello, a la sobredosis de laxantes añadiré una generosa servida de glándula pineal y un par de carabinas martiniquesas; regado todo esto por un exceso de tequila casero. Así que, adelante caballeros.
=== UNO ===
Ensayar una apología de las bitácoras y sus bondades sería una bajeza tan grande como admitir haber votado por el Tuto. Una desvergüenza fatal, casi como cuando declaré públicamente cuánto gozaba paseándome vestido de mujer, con tacos, maquillaje y todo. Pero resulta igualmente poco justo negarles al menos un par de aspectos positivos, que a las claras sí tienen.
Veamos, no van a negar que hoy el mecanismo de poder más grande que existe está en el control de los medios. Ah, yo sé que ustedes también ladran cuando desde la tele les tiran de la cadena para que así lo hagan. Y así como no es necesario que hayamos visto nuestros escritos rebotar desde las mesas de editores, que los consideran o muy polémicos o sencillamente desestimables (por atentatorios contra la línea editorial, supongo), la influencia de este sistema de control es innegable en todo ámbito y lugar. ¿Han notado cuán sistemáticamente pasamos de temas que nos parecen “irrelevantes”? Y ¿Qué nos dice que aquellos escritos son simples pucheros literarios? Pues eso, mucho de este “criterio” nos lo han regalado los medios masivos y nuestra permanente exposición a su censuradora doble moral, impregnada en la sociedad y su sistema domesticador.
¿A donde íbamos? Estábamos hablando de los blogs y su relación con los medios de comunicación tradicionales. Pues sí, no hay cosa como la libertad de expresión e información. Y por buenas razones (para bien y para mal) se puede afirmar que los blogs nos dan precisamente mucho de esto. Claro que por cada refrescante bitácora, atractiva y remarcable, debemos tragarnos otras 500 versiones vietnamitas de bufones y misántropos de toda especie. Pero de nuevo tienes razón, mi chirriante retrato especular, no estoy en posición de criticar.
Pero es cierto, el “periodismo alternativo”, de cuna bloggera, que pudo cambiar el balance del poder en el leviathan mediático en persona (véase EEUU y su particular Rathergate para mayores referencias) poco tiene que ver con el grueso de las bitácoras existentes en la red (y para mayor pesar, con la práctica totalidad de nuestros blogs nacionales) que encuentran su veta en temas como las reflexiones, vertidas desde un estrecho cúbiculo, atestado de música lounge y estimulantes visuales, espetadas por un wannabe dj que escribe desde Sebástopol o en las descaradamente impropias preguntas que un sadomasoquista transexual formula a su madre imaginaria.
Sin embargo, este y todos los otros blogs practican ese derecho irrenunciable y no transable, condición extensiva de la libertad más genérica, que llamamos “libre expresión”. Y esto en desmedro de los titanes mediáticos y lectores críticos que pululan la red. Los últimos tan infrecuentes como necesarios.
Claro que en una “escena” en la que los blogs son tan incipientes, resulta arriesgado y casi irrisorio pedir que dejemos de verlos como espacios habilitados para colgar puerilidades existenciales, y comencemos a hacer de este un medio válido para la expresión, más abierto y socializador. En fin, una nueva perspectiva social para la comunicación.
=== DOS ===
La comunicación en el marco de las TICs ha estado marcada por una despersonalización generalizada. ¿A que me refiero? Imaginen esto, cuando toman un libro están ejercitando al menos 3 de sus 5 sentidos (me explico, pueden percibir el grueso del libro con las puntas de los dedos, pasar sus hojas con recelo o prisa, o hasta establecer relaciones eróticas, no estrictamente platónicas, con el tomo, he ahí el uso del tacto; luego, le podemos ver el color, el volumen, los dibujitos y obviamente leerlo, ejercitando la vista; incluso podríamos sentir su olor, a veces femenino, otras sulfúrico y hasta a nauseabundo moho, olfateando sus páginas. Aún el sentido del gusto, como cuando con maña y valentía algunos humedecen las yemas de los dedos al correr los folios; pues no creo necesario tener que echarle una lamida al empastado para poder saborear el escrito.) Inclusive en los medios de difusión, actualmente masivos, todavía podemos verle la cara, aunque gesticulante y crispada, a los sujetos que se ocupan de leer las noticias, o escucharles la voz de barítono, en caso de ser una transmisión radial. Pero, las TICs, tan impersonales en su naturaleza y despersonalizantes en la misma medida, ¿Qué grado de “cercanía humana” nos ofrecen? Aparte de un puñado de caracteres repujados sobre líneas de código, nos queda poco menos que un ejercicio de imaginación para lograr sobrepasar ese factor de lejanía.
Bien, ¿Y qué de bueno tiene este contacto logrado? En un mundo en el que los ejercicios de soledad se imponen y lo más cercano que tenemos a otro ser humano pasa por el otro lado de una pantalla titilante, al menos esa certeza de poder entablar una charla con una “inteligencia” no artificial puede alentar a desconocidos deficientes sociales a saltarse su triste condición, haciéndose pasar por casi cualquier invento, coronando su realidad con una mentira vendible y seductora. Alto, la idea original era mostrar lo positivo, vaya forma de hacerlo… Me estoy dando palo solo, ¡que idiota!. Quizás el contacto generado del que hablamos pueda permitir configurar una suerte de sociedad, alternativa obviamente, pero al menos no estrictamente unitaria y aislacionista; en fin, una mutada sociedad virtual que podría enervar/entusiasmar en su lectura a señores como Huxley o Dick.
=== CIENTO VEINTICUATRO ===
¿Qué formación tienen nuestros bloggers? ¿De donde proviene su autoridad o aptitud para opinar? ¿Qué temas están capacitados para tratar?
Como en todas partes, tenemos entre nuestros bloggers toda una fauna mitológica absolutamente variopinta. Desde los que se han leído a Althusser, dominan los “Cahiers du Cinema”, tienen grado de Doctores en Filología Latina, etc. hasta tristes empíricos malhadados, “escribidores” frustrados, poetas de pacotilla, opinionólogos enjaulados, etc. Ciertamente un sociólogo podría encontrar un delirante filón de estudio en el lumpen (o en el parnaso) de esta comunidad blogosférica.
Pero esta proliferación generalizada de basura (digo contenido heterogéneo) tampoco es tan particular a los blogs, aunque claro está que su apertura inherente, así como nos ha permitido acceder a ensayos de discípulos de Ranciere, también le ha abierto las puertas de la auto – publicación a penosos blogstars empecinados en colgar patéticos “sonetos” (si a cualquier ensayo poético se le puede llamar así) entre textos plagiados y crónicas de sus tristes existencias.
Pero, ¿Qué patrón permite medir con la misma severa herramienta las peroraciones de un jovenzuelo enamoradizo y los sesudos análisis de un estructuralista? Yo no me veo en posición de criticar y sencillamente evito meterme con aquellos escritos pertenecientes a una línea para mi poco grata, ahorrándome también un mal rato. Lo mismo que haría con los ejemplares del más ramplón “davinchismo” literario, sin por ello tener que condenar a los libros o medios impresos en general, como un engendro plagado de porquería y abierto a cualquier pelafustán, reflejo de la decadencia cultural de nuestra sociedad.
Y me río un poco más, junto con las descalabradas costillas de algunas viejas glorias de la lucidez expresiva. En la tele comenta los deportes el mismo sujeto que hace poco estaba protestando contra la política masista, mientras penosamente leía las noticias. Y alguien me susurra que este tipo no ha sido ni deportista ni tiene la mínima formación necesaria para abrir la boca frente a miles de personas, pretendiendo resolver problemas nacionales rodeado de cajitas de té frutal y con el cliché pegado a la corbata. Me rasco la panza un poco, mientras una bofetada de silencio me reclama el haber escrito este texto, sin estar en posición para hacerlo.
=== &5*2 ===
Hace poco se ha comenzado a pronunciar, en medio de la blogósfera boliviana una corriente reformistas (al menos revisionista) que clama, pretendiendo analizar el derrotero de las bitácoras en nuestra realidad.
Sin embargo, preocupaciones profundamente existenciales relativas a los blogs, como este comentario junto con algunos otros publicados hace poco, pueden demostrar un nuevo estadio de maduración de la llamada blogósfera nacional.
Sí, pues no estoy meando alrededor del tema para demarcar territorio o apearme a una suerte de tren polémico, atrayendo así las codiciadas luminarias a mi marquesina. No señor. Mis gallinazos literarios reflejan (como quiero creer) la entrada a la “adolescencia” de los blogs bolitas, que además de reventarse espinillas, escuchar rockitos depresivos, farrearse por primeras veces, etc; también comenzarán a ingresar en una profunda crisis existencial. Así que a lo mejor de esto nos sale un tremendo y maduro hombre de mundo o un traumado chiquillo eterno con problemas edípicos. El tiempo, y la respuesta a estos azotes irán dibujando las líneas de ese crecimiento.
=== CERO ===
No es ético escribir sobre un tema que no se conoce. Ni putear por el noble ejercicio de putear. Entonces, ¿De verdad creen que no he leído una cantidad alarmante de blogs antes de escribir esto? Pues sí, realmente lo he hecho.
Déjenme ahorrarles un poco de desilusiones, no porque quiera proteger su tiempo (para mi no tiene nada de precioso), sino para anunciarles al mejor estilo circense lo que por acá podrán encontrar:
Quinceañeras despechadas, recuentos de fiestas rave salidas de control, devotos a la marca de ropa abercrombie y sus loas al modelo Iñaki que las ofrece, beatniks criollos con sombrero y todo, fotoblogs de gente fea y sus amigos, amantes clandestinos y sus aventuras sexuales, publicidad religiosa que va desde el evangelismo al krishna, emigrantes y sus desventuras, el shock cultural de nuestros apreciados turistas gringos y sus visitas a la cancha, desclasados orientales, enrevesados textos de pesudointelectuales criados por madres castradoras, esquizofrénicos de colores, viejos comunistas, nuevos consumistas, caballos de las phinanzas, jazzistas homofóbicos, burgueses reconvertidos en indianistas, cortazarianos, eso cuya más profunda lectura política es una de Galeano, los que ansían la vuelta de Goni, los nazis de closet, críticos de cine divagadores, poetartistas, etc, etc etc.
Sean bienvenidos, pasen y vean.
=== UNO ===
Rebusquemos a la voz autorizada, no quiero quedar mal frente a mis amigos intelectuales. ¡Que dirían de mi si no incluyo al menos una referencia en mis textos…! ¡Pardiez, sería como salir a la calle en calzones!
"Ley Draconiana contra los escritores :
Debería considerarse todo escritor como un malhechor que en muy contados casos merece perdón y gracia. Este sería un remedio contra la invasión de los libros."
Tal cosa me la sugirió el punzante filósofo del martillo. Sí, Nietzsche pues, ¿Quién más? Y habría que pensar seriamente cambiarle eso de “libros” por blogs, ¿No? Así nos libramos de tanta apología a la estulticia literaria. Aunque también esto termine por costarnos la lectura de un Cioran o un Wolfe bloggeros, y solo por concepto de “daños colaterales”…
Uy, lo que se me acaba de ocurrir. ¿Estaría Borges profetizando en su “Biblioteca de Babel” el desenfreno verborreico, la abundancia de conceptos y no – conceptos escritos en ninguna y toda lengua, que ahora descalabran el Internet? No quiero ni pensar que, de estar vivo hoy, el gran Jorge Luis hasta podría tener su propio blog.
“De esas premisas incontrovertibles dedujo que la Biblioteca es total y que sus anaqueles registran todas las posibles combinaciones de los veintitantos símbolos ortográficos (número, aunque vastísimo, no infinito) o sea todo lo que es dable expresar: en todos los idiomas. Todo: la historia minuciosa del porvenir, las autobiografías de los arcángeles, el catálogo fiel de la Biblioteca, miles y miles de catálogos falsos, la demostración de la falacia de esos catálogos, la demostración de la falacia del catálogo verdadero, el evangelio gnóstico de Basilides, el comentario de ese evangelio, el comentario del comentario de ese evangelio, la relación verídica de tu muerte, la versión de cada libro a todas las lenguas, las interpolaciones de cada libro en todos los libros, el tratado que Beda pudo escribir (y no escribió) sobre la mitología de los sajones, los libros perdidos de Tácito.”
Prueben a poner alguno de los anteriores temas en Google, apuesto que les saltan al menos 100 blogs (¿hexágonos?) distintos por cada uno. Si es así, quedamos en ponerle aureola a Borges. ¿De acuerdo?
=== CABEZA ===
El egocentrismo, el onanismo discursivo, la anuencia solitaria, son temas recurrentes en gran parte de la “blogósfera”. Aunque sea en supuestas críticas como esta. Lo que me lleva a una duda certera y universal ¿Por qué se escribe?
No soy un payaso idealista, así que no me voy a tragar esa bella mentira de “El hombre escribe por expresarse, por comunicar una idea.”, ni la palabrería eufemística de “Se escribe para lograr trascendencia.” No señor, simple y llanamente se escribe por alcanzar un poco de “fama”. Y no me refiero al tipo de fama a lo Carlos Mesa, o Tom Cuise. Sino a una “fama” que sirve propósitos muy distintos, y que tiene su público y objetivo particulares. Sea atraer a futuros “biógrafos” o seducir a “morochas”, acabar como Gerente de Comteco o de nuevo Decano de Filosofía en Cambridge, etc.
En fin, desde el primer “pseudo – blog” que montara el guru drogata Timothy Leary, hace casi 10 años atrás, con el fin de documentar públicamente su muerte, hasta el inefable “Anti Blog”, esta evolución (o involución) ha hecho de los blogs una suerte de “reality show” para muchos “working class man, average joe off the street”, o “hijo de vecino” para sonar menos alienados. ¿O que propósito cumple sino ese blog que se tilda de “Diario”, que es además en esencia lo mismo que una bitácora?
Así, mientras algunos bloggers suenan a conciencias avanzadas de procedencia alienígena, muchos otros nos asemejamos más a trogloditas con garrotes, dispuestos a descalabrarnos ante la primera oportunidad. Tampoco resultaría raro que algún blogstar termine postulándose para un cargo público dentro de muy poco, o que el Samuel arme su blog de campaña. Admito que sería muy chistoso leer sus crónicas acerca de la dificultad que tiene para sonreír en sus spots, pero no creo que valga la pena el sacrificio de compartir ciberespacio con él. Aunque le dejo su nicho, como la tarada de Cristina tuvo el suyo cuando escribió su “biografía”. Al menos los blogs no desperdician papel…
Y bien, mientras podamos asistir al próximo debate de cortazarianos vs. coehlistas o de jazzeros vs. metaleros, además todo esto vía blog, vale la pena aguantar el tipo.
=== א ===
Ya se diluye de mi cuerpo el último espasmo. Mi mente, bueno lo que quede de ella, me obliga a correr al baño.
Ahí levanto la tapa del inodoro y comienzo a orinar, libre y suculentamente. El torrente ambarino inunda el receptáculo de porcelana y conforma una laguna dorada, desde la que un ojo reflejado me observa. No pasa demasiado tiempo hasta que el rostro silueteado en el ambarino fluido me grita “Soy Jesús, el Mesías.”. Asustado le contesto, “Carajo, que haces vos aquí. No deberías espiarme orinando. Eso no vale.” Con portentosa voz me responde la cabeza flotante “Para tu información soy Dios, y si quiero la puedo espiar a tu ñata cuando se esta bañando. Pero no he venido a eso, sino para hablar contigo sobre los blogs”. Tras la sentencia pronunciada por la reverberante voz le digo, “Oye no me dirás que tú también tienes tu blog.”, a lo que furioso me contesta “No digas eso, ¡blasfemo! Toda mi vida está registrada en los evangelios. Y si quieres más información te puedo dar un 900 – 10 para que llames y preguntes por mí. O mandando un SMS al…”, antes de que ha terminado su perorata lo detengo “Ya pues, que querías decirme de los blogs.”. Unos instantes de silencio preceden la respuesta, pronunciada con atronadora voz, “Que no son tan malos pues, chango. ¡Qué tanto reniegas y protestas contra ellos! Si vos tienes 11 blogs, ¡mamón! No vengas a hacerte al salsas conmigo. Solamente te estás creando otra úlcera, ¡figureti! Deja en paz a mis otras criaturas. Total si nadie te toma en serio.” termina por espetarme en la cara el sujeto, todavía zambullido en mi orina. “Oye, un cachito. Vos no eres Jesús. Solamente eres la proyección mental que hizo mi subconsciente del [insertar nombre de pila aquí] con peluca y barba postiza. ¡Que maraco que soy! Pero voz no llegas ni a doncito, menos a salvador, ni a blogstar trucho siquiera. Con mejor basura he alucinado antes. No friegues.” le contesto con igual malicia. El rostro parece dudar un rato, antes de devolverme la estocada, “Hablador, megalómano, mandacho. Yo estoy aquí para defender a los blogs y no importa si soy Cristo, Jean Sol Partre, Papa Noel, el Capitán Kirk, o el Chavo. Si quieres criticarlos primero deshazte de tu docena de pestilentes blogs, el primer pretencioso en joder por todas partes eres justamente tú. Y segundo, aprende a escribir mejor, escritorcillo de mala muerte. No me vengas con estas cosas, porque como vivo en tu cabeza sé muy bien de tus cochinadas, y las puedo empezar a contar en público.” Ahora la cara tiene ya otra pinta, menos pelo y más cara de pocos amigos. Se he enojado de verdad, seguro mi orina sabe a macerados rancios. No sé si por culpa del adrenocromo o qué, pero veo como le crecen un pico de ornitorrinco y un par orejas tipo Mickey Mouse. Mi propia inconciencia parece estar perpleja. “Bueno che, de vuelta tu alcantarilla será. Me hiciste reír un rato. Te busco en el próximo trip. ¿Listo?” le digo carcajeando, mientras suelto el agua; sumergiendo así, entre otras aguas servidas, la voz que, desde mi micción, me había interpelado. “Chau, y no te preocupes. Yo te paso el papel higiénico…”
En eso, alargando la mano para despachar el rollo de papel blanco por el caño, descubro que este parece tener algo escrito. Leerlo es, después de tanto blog que me he metido en la cabeza, casi un bálsamo. Está mucho mejor de lo esperado. A lo que se han tenido que rebajar los libros para hacerse notar en la era de los blogs. Su lucidez me desploma de un certero golpe, obligándome a sentarme sobre la taza de porcelana. Nadie podría haber ensayado una definición más perentoria de la blogósfera. Nadie, ni nunca. Impreso, como corresponde, y en perfecta pulcritud sentencia para la eternidad:
“Cuando se proclamó que la Biblioteca abarcaba todos los libros, la primera impresión fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera: en algún hexágono. El universo estaba justificado, el universo bruscamente usurpó las dimensiones ilimitadas de la esperanza.”